Las obras de misericordia




En este Jubileo de la Misericordia el Papa Francisco nos ha recordado que las obras de misericordia predicadas por Jesús con hechos y palabras son el mejor camino para buscar a Dios en el servicio al prójimo. Las recordamos aquí para que todos podamos reflexionar sobre ellas en estos meses del Año Santo; las acompañamos de unas preguntas que guían la reflexión.




Hay catorce obras de misericordia: siete corporales y siete espirituales.

Obras de misericordia corporales:
1) Visitar a los enfermos. ¿Cuánto tiempo dedico a acompañar a personas enfermas? ¿Soy generoso en mi disponibilidad? ¿Hay familiares enfermos que no reciben el calor de mi amable compañía?
2) Dar de comer al hambriento. ¿Participo en alguna campaña de recogida de alimentos? ¿Acudo a algún lugar donde se dé de comer a personas necesitadas?
3) Dar de beber al sediento. ¿Apoyo alguno de los múltiples proyectos que llevan agua a comunidades que no la tienen en lugares secos y áridos? ¿Soy consciente de lo que significa no tener agua para beber?
4) Dar posada al peregrino. ¿Me he interesado, al menos, por comprender a fondo el problema de los refugiados que están llegando a Europa? ¿Qué hago para que nuestro país sea un lugar de acogida? ¿Mi corazón es un lugar de acogida?
5) Vestir al desnudo. ¿Me sobra ropa? ¿Tengo en mi armario prendas nuevas o en buen estado que podrían servir a otros que no tienen nada? ¿Me preocupo por los niños y bebés que no tienen para vestirse en mi ciudad?
6) Visitar a los presos. Hay personas aprisionadas por sus enfermedades o por sus egoísmos, ¿les visito con amor para aprender lo bueno que tienen? ¿He visitado alguna vez en mi vida alguna prisión cercana? ¿Puedo hacerlo en este Año de la Misericordia?
7) Enterrar a los difuntos. ¿Soy consuelo en los duelos que se viven cerca de mí? ¿Procuro dar sentido cristiano a la muerte de familiares y seres queridos?
II.- Obras de misericordia espirituales:
1) Enseñar al que no sabe. ¿Ayudo a mis hijos con paciencia y constancia  en su camino de aprendizaje?
2) Dar buen consejo al que lo necesita. ¿Escucho antes de hablar? ¿Soy capaz de empatizar con lo que los demás sienten? ¿Me doy cuenta que dar consejo es, sobre todo, escuchar y sonreir?
3) Corregir al que se equivoca. ¿Soy caritativo al corregir? ¿Me doy cuenta de que no puedo ponerme por encima de nadie al ver sus errores? ¿Soy valiente para hablar a quien necesita cambiar el rumbo de su vida? ¿Soy manso cuando advierto?
4) Perdonar al que nos ofende. ¿Olvido cuando perdono? ¿Es mi corazón un lugar de paz donde se evitan los conflictos y los enfrentamientos? ¿Vivo el perdón de Jesús con mi familiares cercanos?
5) Consolar al triste. ¿Veo la tristeza en los demás gracias a la sensibilidad que viene de Jesús? ¿Sé que consolar es abrazar sin palabras, sonrisas sin palabras?
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo. ¿Lavo los pies a todos como Jesús los lavó a sus discípulos? ¿Veo las limitaciones de todos como oportunidades para amar? ¿Busco esos defectos para llevarlos como Cristo llevó su Cruz, sin victimismos ni odios? ¿Me doy cuenta de mis propios defectos que los demás llevan con alegría?
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos. ¿Me apoyo en la oración para pedir por las necesidades de todos? ¿Es Cristo mi roca?